Opinión

Con los ojos puestos en Irán

¿Para qué viajó Netanyahu a América Latina?


septiembre 2017

El primer ministro israelí no viajó a América Latina para cerrar acuerdos económicos sino para renovar su ataque político contra Irán.

<p>Con los ojos puestos en Irán</p>  ¿Para qué viajó Netanyahu a América Latina?

El lunes 11 de septiembre, Benjamin Netanyahu inició la primer visita de un primer ministro israelí en funciones a América Latina y pasó por la República Argentina. El momento de esta visita, antes de la sesión de apertura de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, tiene un significado especial: en noviembre se cumplirá el 70º aniversario de la aprobación por la Asamblea General de la resolución 181, en la cual se recomendó la partición del mandato británico de Palestina en un Estado hebreo y otro árabe. También, en el corriente año, se marca el 25º aniversario del ataque bomba contra la embajada de Israel –presuntamente perpetrado por Hezbollah bajo ordenes de su patrón Irán– como respuesta al asesinato, un mes antes, del líder de la organización libanesa por parte de Israel.

Asimismo, el continente está peculiarmente relacionado con la historia del Estado de Israel luego de que trece de los 33 países que votaron a favor de un Estado judío en la ONU durante 1947 fueran latinoamericanos. No obstante, los tres países que eligió el mandamás israelí para inaugurar la visita al continente son los mismos que se abstuvieron en la histórica votación: Argentina, Colombia y México.

La versión oficial de la visita –que no superó un día y medio en Argentina, un poco más de tres horas en Colombia, y sólo una jornada completa de trabajo en México— dice que el objetivo es «fortalecer la ya cercana y multifacética relación de Israel con una región de creciente importancia mundial». De esta manera, diferentes medios locales pusieron énfasis en los acuerdos comerciales y de seguridad firmados entre el primer ministro israelí y el presidente argentino Mauricio Macri, luego de que durante el anterior gobierno argentino las relaciones con Israel se deterioraran al firmar Argentina el «Memorándum de entendimiento» con Irán en 2013.

No obstante, el foco de la llegada de Netanyahu no estuvo basado estructuralmente en la economía o la defensa. Fueron aristas menores las que expresaron el verdadero motivo del viaje. Esta fue una parada «técnica» dentro de la nueva ofensiva israelí contra Irán en la ONU. Para comprobar que la economía no fue el «corazón» del viaje alcanza con analizar la delegación israelí que acompañó a Netanyahu en su visita y compararla con la que trajo Shimon Peres en su carácter de presidente israelí cuando arribó a Argentina y México en 2009 y 2013. Mientras que la comitiva de Netanyahu contuvo solo 30 empresarios, la del fallecido negociador israelí tenía por lo menos ochenta hombres de negocios en cada oportunidad.

En la balanza comercial de Israel con los países del Cono Sur y Centroamérica, Argentina recién se encuentra en el tercer lugar después de Brasil (casi 1000 millones de dólares) y México ( 700 millones) dentro de un continente que económicamente no le significa mucho a los israelíes: solo representa el 4% de su comercio global. Durante la visita, Macri recalcó que el modelo económico israelí, junto a su ponderado hi tech, era el faro en el cual deseaba basar la propia economía argentina.

Al parecer, el propio presidente argentino no está informado de que en el pasado agosto, en una sesión especial del Parlamento israelí, el superintendente de la policía Gabi Biton denunció que el crimen organizado en Israel había crecido en «proporciones monstruosas» como resultado de las inversiones en el sector de «alta tecnología» israelí. Incluso analistas que estudian el desarrollo del hi tech, creen que cerca del 25% de los ingresos del área provienen de industrias fraudulentas que incluyen juegos de azar online, opciones binarias, descargadores (compañías que ponen software malévolo en las computadoras sin conocimiento de los usuarios), entre otras.

Por lo tanto, nada mejor para inaugurar un renovado ataque contra Irán que empezar la visita a América Latina por el país en el que hoy gobierna un presidente aliado a la agenda política y al modelo económico israelí. El gobierno argentino asegura que la Republica Islámica estuvo detrás de los dos atentados internacionales de mas alto perfil en los últimos 30 años (la antes mencionada Embajada de Israel junto a la mutual judía AMIA) contra blancos israelíes y judíos alrededor del mundo.

En términos más generales, la recorrida se enmarca en una estrategia de la política exterior de Netanyahu destinada a fortalecer los lazos con las regiones del mundo que hasta hace poco tiempo habían estado en los pliegues de la diplomacia israelí. Así, el primer ministro ha visitado e intensificado relaciones con países de Oceanía, África y el sudeste asiático, y le ha prestado especial atención al contacto con la India, antiguo e irreverente crítico de Israel, al recibir este año con toda la pompa estatal al primer ministro hindú.

Generalmente, los países latinoamericanos se pliegan a la mayoría al votar contra Israel en la ONU. Pero los signos de cambio ya se pueden apreciar: Argentina y México han cambiado sus votos tradicionales contra Israel por diplomáticas abstenciones y hasta un país en el pasado intransigente con el Estado hebreo como Nicaragua restableció sus relaciones diplomáticas con Israel.

«Israel es uno de nuestros principales socios en lo que se refiere al refuerzo de la democracia», dijo el secretario general de la OEA, Luis Almagro durante una reciente visita a Jerusalén. No quedo claro es si el representante latinoamericano consideró para tal afirmación, la dictadura militar impuesta por la democracia israelí hacia los palestinos desde hace medio siglo.

Ya en el final de su recorrido, el martes en la ONU, el primer ministro israelí confirmó el propósito de su viaje con un irreverente ataque contra Irán y el acuerdo nuclear firmado con las potencias mundiales. Sin obviar los repetidos elogios hacia Donald Trump y su controvertido discurso en el recinto –que incluyo una amenaza directa a Corea del Norte llegando a hablar de su posible destrucción–, Netanyahu realizó un paralelo retórico con la Cortina de Hierro comunista cuando dijo que «una cortina iraní está descendiendo a través de Oriente Medio y promete extinguir a Israel». Sobre el arreglo nuclear con Irán, el político israelí sentenció que el mismo era similar a acuerdos pasados con el Corea del Norte. «Todos sabemos como terminaron», dijo. Luego, agregó que la única alternativa era «cancelarlo o arreglarlo». Lo que no recordó el primer ministro israelí –que durante todo su viaje por la región exaltó la posición de su país como una superpotencia de alta tecnología e inteligencia mientras hizo silencio sobre las afirmaciones antisemitas de su hijo en Facebook o a los cuatro casos de corrupción que pueden modificar su futuro político al volver a su país–, es que en 2002 había asegurado que Irak estaba desarrollando armas de destrucción masiva y que la invasión al país mesopotámico era el mejor camino posible que Estados Unidos y la diplomacia mundial podían abordar.

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