Luego de la crisis de 2001 se popularizó en Argentina la tesis de la «disolución del sistema de partidos». No obstante, mediante el análisis de datos electorales, puede demostrarse que la respuesta del sistema de partidos argentino a la crisis fue asimétrica: mientras que el campo no peronista nunca pudo recuperarse del impacto, el peronismo no solo se recuperó, sino que hoy aparece como hegemónico en la política nacional. Las elecciones presidenciales de 2015 parecen confirmar esta especial capacidad de sobrevida y vuelven a colocar a la fuerza fundada por Juan Perón como una de las grandes favoritas.