La mudanza de Nueva Sociedad a Caracas, en 1975, coincidió con un momento excepcional de la socialdemocracia: el movimiento se había hecho global, engrosando su familia con una gran cantidad de partidos africanos, asiáticos y casi con todos los latinoamericanos progresistas. La Venezuela de Carlos Andrés Pérez, en medio del boom petrolero, jugó un singular papel en ese proceso.