El pasado 25 de julio, el intelectual socialista ruso Boris Kagarlitski fue detenido bajo la acusación de «justificación del terrorismo» por el Servicio Federal de Seguridad (FSB) y trasladado inmediatamente a la ciudad de Syktyvkar, a 1.300 km de Moscú. Allí, en una audiencia cerrada y sin la presencia del abogado defensor de Kagarlitski, la Corte decidió que permanezca detenido hasta su juicio en el mes de septiembre, que podría valerle una larga condena de cárcel. Sus posicionamientos recientes muestran la imposible convivencia entre puntos de vistas de izquierda y el régimen ruso.